Sigo impresionado por la fuerza de la campaña Enamórate de Dar en que la Comunidad de Organizaciones Solidarias invita a todos los chilenos a hacer de la solidaridad una forma de vida.
Estoy personalmente convencido que esta campaña apela a cada uno de nosotros, a esto que podemos llamar la Responsabilidad Social Personal (RSP), y que esa se inicia con pequeños gestos. En el artículo anterior vimos el gesto básico por excelencia: saludar. Veamos ahora Ceder el Paso
Ceder el paso es una manera de dar, dar de nosotros, dar algo probablemente pequeño pero que en ese minuto nos interesa mucho. Como veremos y como ocurre casi siempre, el dar se devuelve inmediatamente y somos nosotros mismos los que obtenemos mayor gratificación.
Lo podemos ver todos los días, cuando vamos manejando y la persona que va en la pista de al lado señaliza que desea cambiarse a la pista “nuestra” (en realidad, a la pista que vamos ocupando en ese momento nosotros, pero que ya consideramos nuestra). Ceder el paso nos obliga a desacelerar, entregar lo que consideramos “nuestro derecho” y “perder” un poco de tiempo (y vamos tan atrasados por la vida).
Pero, ¿realmente “perdimos” tiempo? La mayoría de las veces veremos que cedimos el paso, y en el próximo semáforo estamos a la misma altura que el que iba delante nuestro. O, que no lo cedimos, pero el otro alcanzó a “meter la punta” y quedamos bloqueados, todos se enervan, bocinas, mala onda, pero sobre todo, nosotros mismos nos vamos con carga negativa. Incluso aunque no haya que detenerse y no hayan bocinazos. ¿Acaso evitar esa carga negativa no vale unos pocos segundos?
Otra situación común en el tránsito, ocurre cuando hay una larga fila para doblar y llega otro en segunda fila tratando de doblar. “¿Qué se cree este fresco? No lo dejaré pasar”. Cierto, la vida está llena de frescos, pero también hay personas distraídas, que se acordaron tarde que querían virar y simplemente no alcanzaron a tomar la cola, ¿puede Ud. asegurar que no le ha pasado nunca, ni le va a pasar nunca en el futuro? Y cuando le pase, ¿no le gustaría que no dejaran pasar? Y aunque a Ud. no le pase nunca ¿el tránsito general fluye más rápido si Ud. cede el paso? Si lo vemos como su colaboración a la sociedad, seguro que vale la pena hacerlo.
Esta situación, tan común en el tránsito, lo es también en muchas acciones de la vida. Al subir o bajar del Metro o de un ascensor, al hacer la fila en algún banco o en supermercado, al servirse en una mesa, al hablar en una discusión, etc. Si, la tentación de pasar primero es grande, de pensar que el otro es un aprovechador también, pero lo invito por este mes, proponerse formalmente “ceder el paso” y observar que pasa. Ganó tiempo o no, se sintió bien o mal. Al final del mes, saque sus propias conclusiones.
Adicionalmente, lo quiero invitar, a fijarse, a poner atención en las situaciones o personas que si “ceden el paso”. Apuesto es que hay muchos más de los que creemos que hay. Entonces, ¡coméntelo con los demás!
martes, 29 de abril de 2008
viernes, 4 de abril de 2008
El saludo
El 1 de abril, en el centro de Santiago, en la mismísima Plaza de Armas, se dio inicio a la campaña Enamórate de Dar en que la Comunidad de Organizaciones Solidarias invita a todos los chilenos a hacer de la solidaridad una forma de vida. En Chile nos gusta pensar que somos un país solidario, y así se nota en las grandes colectas o en los casos de catástrofes nacionales. La invitación es a darse cuenta que la solidaridad se puede vivir en el día a día, en cada uno de nuestros gestos y de nuestras interacciones.
Por ejemplo, partamos por el gesto por excelencia que nos permite entrar en contacto con otro. El “saludo”. Saludar, significa hacer ver al otro que nos dimos cuenta que él existe, que está ahí, y que nos interesa.
Es lo que echan de menos algunas personas en las empresas cuando el jefe no saluda. ¡No ser reconocido! Varios jefes no se dan cuenta de la importancia de tan pequeño gesto, para sus subordinados.
Hoy en día, en el tráfago diario, se usa el ¿hola, cómo estaí? casi inconsciente, a lo que algunos, sin duda en broma, contestan “bien, ¿o tienes tiempo para escuchar la respuesta?”. Es cierto, la vida actual es rápida, y hay tantas interacciones que no hay tiempo para saludar, ¿o será que soy yo el que no me permito ese tiempo?
En su “Historia de Chile” Gonzalo Vial, comenta que, a principios del siglo pasado, ya existía la preocupación por este pequeño gesto. ¿Cómo le "ha"? decían los más pudientes al dejar caer un saludo, seguramente acompañado de una actitud condescendiente. Dice Vial que eso causaba tal escozor en algunas personas que contestaban ¿y a Ud. que le importa?
En definitiva, antes como ahora, vemos que es un gesto importante, fundamental en la interacción entre personas que, como todas las cosas, puede ser bien hecho o mal hecho, y que ello depende exclusivamente de uno.
Nuestra invitación es a que, durante este mes, hagas este gesto en forma conciente, saludes con afecto, que ello se note en el tono, en la forma, en tu sonrisa. El ideal es que, al menos una vez al día, con diferentes personas cada día, intentes pasar a una segunda frase después del ¿cómo estás? Seguro que esto te abrirá mundos insospechados.
Una segunda invitación para este mes, es saludar cada vez que entres a un ascensor. Es difícil, al principio, pero vas a ver como el hábito comienza a extenderse y, pronto nos transformaremos en un país como tantos en que este es un gesto habitual.
Estamos seguros que estos pequeños gestos generan diferencias en el estado de ánimo de las personas, y en definitiva en sus comportamientos.
Si quieres probar, tómalo como un compromiso contigo mismo, por todo un mes y comenta tus resultados con tus amigos.
Por ejemplo, partamos por el gesto por excelencia que nos permite entrar en contacto con otro. El “saludo”. Saludar, significa hacer ver al otro que nos dimos cuenta que él existe, que está ahí, y que nos interesa.
Es lo que echan de menos algunas personas en las empresas cuando el jefe no saluda. ¡No ser reconocido! Varios jefes no se dan cuenta de la importancia de tan pequeño gesto, para sus subordinados.
Hoy en día, en el tráfago diario, se usa el ¿hola, cómo estaí? casi inconsciente, a lo que algunos, sin duda en broma, contestan “bien, ¿o tienes tiempo para escuchar la respuesta?”. Es cierto, la vida actual es rápida, y hay tantas interacciones que no hay tiempo para saludar, ¿o será que soy yo el que no me permito ese tiempo?
En su “Historia de Chile” Gonzalo Vial, comenta que, a principios del siglo pasado, ya existía la preocupación por este pequeño gesto. ¿Cómo le "ha"? decían los más pudientes al dejar caer un saludo, seguramente acompañado de una actitud condescendiente. Dice Vial que eso causaba tal escozor en algunas personas que contestaban ¿y a Ud. que le importa?
En definitiva, antes como ahora, vemos que es un gesto importante, fundamental en la interacción entre personas que, como todas las cosas, puede ser bien hecho o mal hecho, y que ello depende exclusivamente de uno.
Nuestra invitación es a que, durante este mes, hagas este gesto en forma conciente, saludes con afecto, que ello se note en el tono, en la forma, en tu sonrisa. El ideal es que, al menos una vez al día, con diferentes personas cada día, intentes pasar a una segunda frase después del ¿cómo estás? Seguro que esto te abrirá mundos insospechados.
Una segunda invitación para este mes, es saludar cada vez que entres a un ascensor. Es difícil, al principio, pero vas a ver como el hábito comienza a extenderse y, pronto nos transformaremos en un país como tantos en que este es un gesto habitual.
Estamos seguros que estos pequeños gestos generan diferencias en el estado de ánimo de las personas, y en definitiva en sus comportamientos.
Si quieres probar, tómalo como un compromiso contigo mismo, por todo un mes y comenta tus resultados con tus amigos.
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