Cuando acepté por primera vez trabajar en la Subgerencia de Recursos Humanos lo hice convencido de que podría ayudar a que esa área fuera más “justa”. Me había tocado, desde lejos, ver varias acciones de mis antecesores y me había parecido que ellos no aplicaban una norma justa, idea que, luego comprendería, era bastante soberbia.
Los jefes de recursos humanos continuamente se enfrentan a situaciones en las que deben actuar como jueces o como árbitros, y tratar de ser justos. Pero cuando es uno el encargado de entregar justicia se da cuenta que ello no es tan fácil, que, como sabemos, mucho depende “del cristal con que se mira”.
Con lo primero que uno se topa es que realmente hay varias verdades, dependiendo a quien consulta uno. Y nunca terminó de sorprenderme como efectivamente diversas personas que vieron el mismo acto, ¡le dieron diferentes interpretaciones! Y por ende sacaron conclusiones distintas. Se pueden imaginar entonces lo que ocurre cuando uno le pregunta a uno de los involucrados en un hecho que hizo él o porqué actúa de cierta forma. La persona no sólo tiene su propia visión de la realidad, sino que además, naturalmente a la defensiva ante la investigación, dará una interpretación favorable de los hechos a su favor.
Muchas veces me encontré con que las explicaciones de ambos lados eran muy lógicas, y que para investigar más, habría sido necesario ocupar métodos más profesionales, al estilo casi de la Policía de Investigaciones. Pero en una empresa ello no se puede hacer por muchas razones, una de ellas, es que las decisiones deben ser tomadas en el corto plazo, no se puede esperar uno o dos meses para decidir.
Para visualizar mejor estos problemas a mi me gusta llevarlo siempre a la esfera personal, casi hogareña. ¿Le ha tocado tener que despedir a una persona que trabaje para Ud. en su hogar? ¿Una nana, un jardinero? En algunos casos, los menos en mi experiencia, las razones son muy evidentes, pero en otras, las razones son bastante subjetivas, y yo los invito a preguntarse que habrá pensado ese trabajador despedido. ¿Él tuvo oportunidades de mejorar? ¿Fue Ud. consistente al darle realimentación sobre las fallas anteriores? ¿El(ella) habrá sentido que Ud. fue justo?
En lo personal no tengo una receta para lograr esa anhelada búsqueda de justicia. Actualmente, busco que mis decisiones estén siempre apoyadas en los valores universales, que mis padres me inculcaron desde chico, y luego me preocupo de la consistencia en el actuar (actuar igual con un par, un subordinado o un superior). Es importante para mí también evaluar los mensajes que se transmiten con cada acto. En las empresas, los jefes suelen olvidar que ellos hablan mucho más con sus acciones que con sus palabras. Lo mismo pasa en la casa, los padres con sus hijos, los adolescentes con sus padres, y en cualquier organización en que interactúen personas.
Pero a esta altura tengo muy claro que la “Justicia”, la de verdad, con mayúscula, no es de esta tierra.
domingo, 1 de octubre de 2006
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1 comentario:
Mauricio, un gran tema para comenzar. Bienvenido al mundo de los blogs!!!
Estaré atenta a tus notas
Carmen Gloria
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