El Dr. Dharma Singh Khalsa escribió un libro (Ediciones Urano) que me ha llamado mucho la atención, seguramente por la etapa de la vida que estoy viviendo, así como la que están viviendo mis padres. Leerlo es como darse cuenta a los 40 años, que uno tiene que comenzar a imponer más en su AFP si quiere tener una vejez digna.
Todos, cual mas cual menos, aceptamos que tenemos que envejecer pero, creo, que la mayoría no estamos concientes que nuestros hábitos de vida tienen mucho que ver con la calidad de “envejecer”. Sabemos del colesterol, que hay que hacer ejercicios, no fumar, pero, al menos yo, no tenía conciencia del efecto de estas y otras malas prácticas, o más bien, del efecto de la ausencia de buenas prácticas en la calidad de mi cerebro.
Pretendo aquí hacer un apretado resumen del libro para encender las luces de alarma, y después, como siempre, ¡cada cual con su libre albedrío!
En el cerebro, compuesto por largas cadenas de neuronas, conectadas entre sí por neurotransmisores, se forman pensamientos y recuerdos completos. O sea, para conservar los recuerdos, hay que cuidar las neuronas y asegurar que haya abundancia de neurotransmisores. ¡Así de fácil! Y ello depende de los hábitos de cada uno. Las personas de ciertos países sufren más problemas de memoria que los de otros países. ¿Porqué? Por sus hábitos de vida. Entonces, que el cerebro envejezca, al punto de tener problemas importantes, como el Alzheimer, se puede evitar, o al menos se puede postergar. Nótese que basta con postergar este problema varios años, para que deje de ser problema.
El libro explica en detalle cuales son los factores que inciden en que hayan pocos neurotransmisores (cuya consecuencia es que las neuronas quedan aisladas), y aquellos que matan a las neuronas mismas (unos nudos que aparecen alrededor del núcleo de cada neurona, y unos grumos de materia celular muerta, del tamaño de un perdigón, que se llaman placas seniles). Ambos efectos son devastadores en la memoria y en el funcionamiento adecuado del cerebro.
Y propone entonces el método de “longevidad cerebral” que permite incluso revertir (¡si, revertir!) el deterioro de su cerebro. Este método tiene cuatro aspectos principales:
1.- Terapia nutricional: explica en detalle cómo algunas comidas matan las neuronas, y como la ausencia de algunos minerales y oligoelementos afectan las interconexiones entre ellas. Y nos propone una serie de suplementos nutritivos de vitaminas, minerales y tónicos medicinales naturales (té verde, ginsén, ginko biloba, lecitina, etc..).
2.- Control del estrés, expone como está construido el cuerpo para responder a situaciones de estrés: homosapiens ve al león, produce adrenalina, llena de cortisol el cerebro, huye, y si logró escapar, descansa para reponerse: todo bien porque el cuerpo consumió todos esos excesos. Sin embargo, en la época actual, las situaciones de estrés son mas frecuentes y no requieren gran esfuerzo físico. La consecuencia es que se produce una dosis exagerada y crónica de cortisol. Este cortisol, ataca el cerebro de tres formas: le quita la glucosa, su única fuente de energía, obstaculiza los neurotransmisores y conduce a la muerte de las neuronas.
3.- Terapia de ejercicios, tanto físicos como mentales. Es fascinante atisbar el efecto que los ejercicios yoga, por ejemplo, los “mantras” o la “respiración de fuego” tienen sobre el organismo. Aprender por ejemplo que se ha medido científicamente el efecto que ciertas notas musicales producen sobre los “campos energéticos” de las células, o, el efecto de cada “kriya” (combinación de postura, respiración, movimiento y mantra) sobre el aumento de la circulación de la sangre y de la energía en el cerebro.
4.- Farmacología: es el capítulo más “técnico” del libro, en que nos aclara que existen varios medicamentos con efectos directos sobre la actividad cerebral, e indica para que sirve cada uno de ellos.
Créanme que, en mis primeros cincuenta años, he sido absolutamente opuesto a tomar cualquier tipo de medicina, y como a Dios gracias he tenido buena salud, me ha encantado vivir lejos de los médicos. Sin embargo, después de leer este libro, me convencí que uno puede hacer mucho para vivir sus segundos 50 años de buena manera.
Mi única recomendación es, si le pareció importante ¡ocúpese de su cerebro, que es aún más esencial que su cuerpo!
miércoles, 19 de diciembre de 2007
miércoles, 14 de noviembre de 2007
Un Cuento de niños
Érase una vez, un día sábado a principios de 1990, a las 5 de la tarde, en la Sala principal de la más importante biblioteca del país, que, como sabemos, está cerrada a público a esa hora, cuando las letras se sienten no observadas, y libres, abandonan su ordenada formación en líneas y páginas y se pasean por los estantes, generando un caos aparente, como siempre es el caos.
Las letras, sin nada que hacer, se comienzan a juntar entre ellas, y a conversar para pasar el rato. Rápidamente, la conversación deriva en discusión acerca de la importancia relativa de ellas. ¿Cuál es la más usada? ¿Cuál es la con mayor presencia en el diccionario?
Salta la A, alta, orgullosa, apuntando al cielo “bueno, ¡es fácil! ¿Qué duda hay? Soy la primera letra del abecedario, la que más aparece en el diccionario, la que primero dicen los niños, incluso antes de decir papá, la que está en casi todas las palabras, Yo soy la más importante!”
La B, hincha el pecho, lanza un resoplido “¡basta, basta! Todos sabemos como a los humanos les gusta agredirse, gritarse Buuuuu, Bah o Burro! ¿qué harían ellos sin mí?
Del montón de letras, se levanta la M, quien dice “ya comenzamos de nuevo está discusión, si está claro que somos todas importantes, tanto así, que ninguna de nosotras sola sirve para algo; se imaginan una conversación con sólo una letra! Ni la E sola es capaz de hacerlo, ni aún juntando dos o tres”.
Todas se quedaron calladas ante la fuerza del argumento, pero, como nunca faltan los cizañeros cobardes escudados en el grupo, se escuchó una voz que dijo “pero la w no sirve para nada”.
La pequeña w, sabía que eso era cierto, que efectivamente su participación en la vida de los hombres era tan limitada, y sentía que era poco útil. Levantó sus tres brazos al cielo y ese día algo pasó. En lugar de echarse a morir como había venido haciendo en los últimos 1.300 años de su vida, decidió hacer algo importante. Ella iba a cambiar eso!
Se juntó con dos amigas a pensar como podían hacerlo. Sabían que si querían cambiar el estado de las cosas debían hacer algo diferente, atreverse a probar algo diferente, y así lo hicieron. Y acuñaron una nueva marca www que cambiaría la vida del planeta. Hoy nadie en su sano juicio, dudaría de la importancia de la más débil de las letras!
Las letras, sin nada que hacer, se comienzan a juntar entre ellas, y a conversar para pasar el rato. Rápidamente, la conversación deriva en discusión acerca de la importancia relativa de ellas. ¿Cuál es la más usada? ¿Cuál es la con mayor presencia en el diccionario?
Salta la A, alta, orgullosa, apuntando al cielo “bueno, ¡es fácil! ¿Qué duda hay? Soy la primera letra del abecedario, la que más aparece en el diccionario, la que primero dicen los niños, incluso antes de decir papá, la que está en casi todas las palabras, Yo soy la más importante!”
La B, hincha el pecho, lanza un resoplido “¡basta, basta! Todos sabemos como a los humanos les gusta agredirse, gritarse Buuuuu, Bah o Burro! ¿qué harían ellos sin mí?
Del montón de letras, se levanta la M, quien dice “ya comenzamos de nuevo está discusión, si está claro que somos todas importantes, tanto así, que ninguna de nosotras sola sirve para algo; se imaginan una conversación con sólo una letra! Ni la E sola es capaz de hacerlo, ni aún juntando dos o tres”.
Todas se quedaron calladas ante la fuerza del argumento, pero, como nunca faltan los cizañeros cobardes escudados en el grupo, se escuchó una voz que dijo “pero la w no sirve para nada”.
La pequeña w, sabía que eso era cierto, que efectivamente su participación en la vida de los hombres era tan limitada, y sentía que era poco útil. Levantó sus tres brazos al cielo y ese día algo pasó. En lugar de echarse a morir como había venido haciendo en los últimos 1.300 años de su vida, decidió hacer algo importante. Ella iba a cambiar eso!
Se juntó con dos amigas a pensar como podían hacerlo. Sabían que si querían cambiar el estado de las cosas debían hacer algo diferente, atreverse a probar algo diferente, y así lo hicieron. Y acuñaron una nueva marca www que cambiaría la vida del planeta. Hoy nadie en su sano juicio, dudaría de la importancia de la más débil de las letras!
jueves, 9 de agosto de 2007
Comunidad de Organizaciones Solidarias
En el mes de la solidaridad, quisiera comentar un hecho que ha pasado bastante desapercibido en los periódicos, cual es la creación de una Comunidad de Organizaciones Solidarias.
A la pasada, destacar una vez más el importante papel que juega la prensa en como nos informamos. Si Ud. busca en emol por “comunidad de organizaciones solidarias” aparece textualmente “Bachelet elogia a Lavín en medio de arremetida de Piñera” que fue lo único destacable que el periodista escuchó ese día.
Sin embargo, dicha Comunidad junta por primera vez a más de 60 organizaciones solidarias, entre las cuales hay organizaciones grandes como el Hogar de Cristo, medianas como Corporación Simón de Cirene, Fundación Trascender, Fundación Cristo Vive, y muchas chicas también.
Estas Organizaciones se juntan para practicar aquello que predican. Van a vivir también la solidaridad entre ellas y el apoyo mutuo. Hoy, muchos de ellos no se conocen y, al no tener un lugar de encuentro, se dificulta su labor. Son tantas las posibilidades de apoyarse mutuamente:
a) búsqueda de mejores prácticas en los métodos de administración: de forma de organizarse, de optimización de franquicias, de transparencia en manejo de recursos, de manejo del voluntariado
b) búsqueda de mejores prácticas en las técnicas de ayuda. Por cierto que es una técnica el otorgar microcrédito, el apoyar a personas para que salgan de las dependencias del alcohol o la droga, el acoger a los niños desamparados, y tantas otras.
c) crear redes que permitan mayor colaboración entre ellas. Por ejemplo, existen organizaciones que apoyan en su educación a los discapacitados, hasta que completan la media, y luego …. Ideal sería coordinarse con otras que apoyan a los discapacitados a encontrar trabajo. U otras que apoyan a personas mayores a vivir su jubilación, que bien podrían apoyarse en fundaciones que dan microcrédito. Muchas veces, no se conocen entre sí. Ni siquiera saben de la existencia los unos de los otros.
Muy buena iniciativa, y muy comprensible que las organizaciones chicas quieran agruparse. Pero me llamó la atención ver a las grandes ahí. Uno, con su visión siempre utilitaria de las cosas, no deja de preguntarse ¿qué gana Fundación las Rosas, por ejemplo, con estar ahí? Porque como todas las iniciativas humanas, esta también tiene riesgos. Si comparto información ¿no me levantarán mis fuentes de financiamiento? ¿no sucederá que al final soy yo el que comparto hacia el resto y recibo poco a cambio?
La única respuesta que veo es porqué efectivamente, y en esto también se nota, son organizaciones con una dirección que practica lo que predica. No es sólo ser solidario con las personas “a las que esa organización sirve” sino también con otras organizaciones. Veo en ellos una “mirada país” concreta, mucho más allá de los intereses propios de la organización y de los que la dirigen, y una llamada clara a todos para que nos sumemos a esta cruzada.
Chile, a nivel sudamericano tiene buenos índices de participación de solidaridad. De acuerdo al “estudio comparativo del sector sin fines de lucro – Chile”, dirigido por Ignacio Irarrázaval, de abril 2006, se observa que en Chile existen más de 80.000 organizaciones solidarias, que emplean a un equivalente a 143.000 empleos de tiempo completo entre empleados y voluntarios, y que el 7% de los chilenos aportó parte de su tiempo a actividades voluntarias.
7% es mucho comparado con los países sudamericanos, pero es poco si lo comparamos con los países desarrollados, que casi doblan esa cifra. 7% significa que 7 de cada 100 chilenos participa en estas actividades. O sea, a nivel de país, tenemos mucho espacio para mejorar y esa es quizás la principal misión de esta Comunidad!
Bienvenida!
A la pasada, destacar una vez más el importante papel que juega la prensa en como nos informamos. Si Ud. busca en emol por “comunidad de organizaciones solidarias” aparece textualmente “Bachelet elogia a Lavín en medio de arremetida de Piñera” que fue lo único destacable que el periodista escuchó ese día.
Sin embargo, dicha Comunidad junta por primera vez a más de 60 organizaciones solidarias, entre las cuales hay organizaciones grandes como el Hogar de Cristo, medianas como Corporación Simón de Cirene, Fundación Trascender, Fundación Cristo Vive, y muchas chicas también.
Estas Organizaciones se juntan para practicar aquello que predican. Van a vivir también la solidaridad entre ellas y el apoyo mutuo. Hoy, muchos de ellos no se conocen y, al no tener un lugar de encuentro, se dificulta su labor. Son tantas las posibilidades de apoyarse mutuamente:
a) búsqueda de mejores prácticas en los métodos de administración: de forma de organizarse, de optimización de franquicias, de transparencia en manejo de recursos, de manejo del voluntariado
b) búsqueda de mejores prácticas en las técnicas de ayuda. Por cierto que es una técnica el otorgar microcrédito, el apoyar a personas para que salgan de las dependencias del alcohol o la droga, el acoger a los niños desamparados, y tantas otras.
c) crear redes que permitan mayor colaboración entre ellas. Por ejemplo, existen organizaciones que apoyan en su educación a los discapacitados, hasta que completan la media, y luego …. Ideal sería coordinarse con otras que apoyan a los discapacitados a encontrar trabajo. U otras que apoyan a personas mayores a vivir su jubilación, que bien podrían apoyarse en fundaciones que dan microcrédito. Muchas veces, no se conocen entre sí. Ni siquiera saben de la existencia los unos de los otros.
Muy buena iniciativa, y muy comprensible que las organizaciones chicas quieran agruparse. Pero me llamó la atención ver a las grandes ahí. Uno, con su visión siempre utilitaria de las cosas, no deja de preguntarse ¿qué gana Fundación las Rosas, por ejemplo, con estar ahí? Porque como todas las iniciativas humanas, esta también tiene riesgos. Si comparto información ¿no me levantarán mis fuentes de financiamiento? ¿no sucederá que al final soy yo el que comparto hacia el resto y recibo poco a cambio?
La única respuesta que veo es porqué efectivamente, y en esto también se nota, son organizaciones con una dirección que practica lo que predica. No es sólo ser solidario con las personas “a las que esa organización sirve” sino también con otras organizaciones. Veo en ellos una “mirada país” concreta, mucho más allá de los intereses propios de la organización y de los que la dirigen, y una llamada clara a todos para que nos sumemos a esta cruzada.
Chile, a nivel sudamericano tiene buenos índices de participación de solidaridad. De acuerdo al “estudio comparativo del sector sin fines de lucro – Chile”, dirigido por Ignacio Irarrázaval, de abril 2006, se observa que en Chile existen más de 80.000 organizaciones solidarias, que emplean a un equivalente a 143.000 empleos de tiempo completo entre empleados y voluntarios, y que el 7% de los chilenos aportó parte de su tiempo a actividades voluntarias.
7% es mucho comparado con los países sudamericanos, pero es poco si lo comparamos con los países desarrollados, que casi doblan esa cifra. 7% significa que 7 de cada 100 chilenos participa en estas actividades. O sea, a nivel de país, tenemos mucho espacio para mejorar y esa es quizás la principal misión de esta Comunidad!
Bienvenida!
jueves, 21 de junio de 2007
Accountability
En su columna de El Mercurio de esta semana, Hermogenes Perez de Arce nos comenta que tenemos ese amplio repertorio de frases como "pasar gato por liebre", "hacer perro muerto", "contar el cuento del tío", "hacer huevo de pato", "arrancarse con los tarros", "pasar por el aro" a alguien o "hacerlo niño" o "meterle el dedo en la boca".
Y, sin embargo, se habrán fijado Uds. que no tenemos traducción para la palabra “accountability”. Hay que usar expresiones como “hacerse responsable de” o “responder por” o “rendir cuenta de”, pero uno siente que no tienen la misma fuerza.
Está claro, el lenguaje tiene las palabras que todos nosotros, los usuarios de ellas, necesitamos. Me comentan que los esquimales tienen 12 palabras para distinguir lo que nosotros llamaríamos blanco.
A mi juicio, esta palabra “accountability” tiene mucho que ver con la Gestión de Personas.
El principal responsable de la Gestión de Personas es el Jefe Directo, pero son pocas las empresas que enseñan a sus jefes lo que significa serlo. Normalmente un jefe es nombrado porque era un buen técnico, un buen especialista. Pero ser jefe requiere habilidades y competencias muy diferentes, habilidades de manejo de equipo, de relaciones interpersonales, de liderazgo, de capacidad de toma de decisiones, de construir el norte, y otras. En definitiva requiere “accountability”, que es lo más difícil de lograr. Accountability con los resultados, accountability con el desarrollo de las personas a su cargo.
Durante algunos años he acompañado el crecimiento de una pequeña empresa, que nació de externalizar un área de una compañía, de modo que ella vendiera esos servicios a otras empresas. Los primeros años fueron protegidos por un contrato marco con la compañía de origen. Un día, como a los 3 meses de iniciado el proceso, conversando con su gerente general, le comenté que me parecía que ella no había tenido grandes cambios. Ella respondió “no te equivoques! Antes yo dormía tranquila!”. Frase poderosa que indica que ella si vivía el “accountability”.
Aprovecho entonces para, desde aquí, hacer un reconocimiento a todos los empresarios, los dueños de negocios, desde los más chicos hasta los más grandes; ellos si han sentido lo que es “ser responsable de”. Y por Dios que se requiere fuerza, perseverancia y coraje para tomar decisiones, muchas veces dolorosas, para salir adelante. Algunos cometerán errores, pero quien no los comete. Yo prefiero errores de gente que siente la “accountability”, de aquellos que se escudan en la masa, como Fuenteovejuna!
Y, sin embargo, se habrán fijado Uds. que no tenemos traducción para la palabra “accountability”. Hay que usar expresiones como “hacerse responsable de” o “responder por” o “rendir cuenta de”, pero uno siente que no tienen la misma fuerza.
Está claro, el lenguaje tiene las palabras que todos nosotros, los usuarios de ellas, necesitamos. Me comentan que los esquimales tienen 12 palabras para distinguir lo que nosotros llamaríamos blanco.
A mi juicio, esta palabra “accountability” tiene mucho que ver con la Gestión de Personas.
El principal responsable de la Gestión de Personas es el Jefe Directo, pero son pocas las empresas que enseñan a sus jefes lo que significa serlo. Normalmente un jefe es nombrado porque era un buen técnico, un buen especialista. Pero ser jefe requiere habilidades y competencias muy diferentes, habilidades de manejo de equipo, de relaciones interpersonales, de liderazgo, de capacidad de toma de decisiones, de construir el norte, y otras. En definitiva requiere “accountability”, que es lo más difícil de lograr. Accountability con los resultados, accountability con el desarrollo de las personas a su cargo.
Durante algunos años he acompañado el crecimiento de una pequeña empresa, que nació de externalizar un área de una compañía, de modo que ella vendiera esos servicios a otras empresas. Los primeros años fueron protegidos por un contrato marco con la compañía de origen. Un día, como a los 3 meses de iniciado el proceso, conversando con su gerente general, le comenté que me parecía que ella no había tenido grandes cambios. Ella respondió “no te equivoques! Antes yo dormía tranquila!”. Frase poderosa que indica que ella si vivía el “accountability”.
Aprovecho entonces para, desde aquí, hacer un reconocimiento a todos los empresarios, los dueños de negocios, desde los más chicos hasta los más grandes; ellos si han sentido lo que es “ser responsable de”. Y por Dios que se requiere fuerza, perseverancia y coraje para tomar decisiones, muchas veces dolorosas, para salir adelante. Algunos cometerán errores, pero quien no los comete. Yo prefiero errores de gente que siente la “accountability”, de aquellos que se escudan en la masa, como Fuenteovejuna!
martes, 22 de mayo de 2007
Incentivos: no todo es plata
Ya nadie duda del claro efecto que tienen los incentivos sobre las personas en cuanto a alinear sus acciones. Así por ejemplo, se crea la Ley de Donaciones Culturales para incentivar a las empresas a invertir en cultura, se crean incentivos para los profesores en función de la evaluación docente para mejorar la educación, se colocan carabineros en las carreteras para incentivar a los automovilistas a mantener la velocidad adecuada, etc.
Justamente por eso, porque los incentivos funcionan, es importante analizar cuales son las variables claves al desarrollar un sistema de incentivos para su empresa.
Lo primero, sin duda, es definir que resultado / conducta se quiere incentivar. Se debe definir con precisión para evitar los incentivos perversos. Bien lo saben las AFP, que en un comienzo incentivaron a sus vendedores por conseguir nuevos clientes, con buenas comisiones. El resultado fue que la gente entendió el mensaje y lo aplicó al pie de la letra, sin importarle el efecto global en la empresa. De hecho varios vendedores optaron por “compartir” la comisión con su cliente, cliente que obviamente después no se quedaba en la AFP. Ello obligó a la AFP a sofisticar su incentivo incluyendo la permanencia como variable a premiar.
He visto empresas que generan incentivos para “no ausentarse” o “no tener licencias médicas”. Ello da la sensación que esos trabajadores podrían faltar a su trabajo por puras ganas o por flojera, o pedir una licencia aunque no corresponda. Aunque en casos excepcionales ello pudiera ocurrir, pienso que es mala idea incentivar a la persona para que haga lo que tiene que hacer, pues para eso le pagan el sueldo.
Lo segundo es cuidar que el algoritmo de premio sea simple. Se usa la sigla KISS (del inglés Keep it simple, stupid) pues si un algoritmo tiene demasiadas variables, cada una de ellas pesará muy poco y el efecto de incentivo se diluye. Personalmente creo que no se debe superar las cinco variables.
Cuando están disponibles, es preferible usar las variables objetivas. Cuando no están disponibles, lo más probable es que ello no sea un elemento clave a medir, y por ende tampoco a incentivar. En ese caso, busque incentivos grupales (suele haber más datos de los resultados de los grupos de trabajo que de los individuos), o directamente prefiera las variables subjetivas.
En cuanto a la forma de incentivar, existen varias maneras de hacerlo, pero algunas tienen impacto a más largo plazo que otras. Dependiendo de los montos a entregar y de la frecuencia en que ello ocurre, los incentivos que tienen mayor impacto en el trabajador son aquellos que involucran a la familia. Claros ejemplos de ello son una salida a comer con su cónyuge, un regalo para la casa, un viaje. Conozco gente que 10 años después, todavía comenta con terceros lo “buena” que era esa compañía que le regaló un viaje a las Torres del Paine con su señora, y otro cuyo hijo me mencionaba que ese televisor se lo había regalado la Compañía. El efecto suele ser mucho más amplio que entregar un bono.
Sin embargo, estas formas de incentivo son mucho más complejas del punto de vista de la administración, pues requieren tener mayor información personal del colaborador, conocer sus gustos, su situación familiar, y un tremendo cuidado en la ejecución, pues cualquier error se vuelve en contra. El trabajador comentará “pero si me están premiando y me limitan aquí o allá”.
Finalmente, como siempre en la Gestión de Personas, hay que ocuparse de la consistencia. Cuando una acción se premia de una determinada manera, los trabajadores de otros grupos se generan expectativas ante acciones similares. Cuando estas expectativas no se cumplen hay un efecto boomerang.
Justamente por eso, porque los incentivos funcionan, es importante analizar cuales son las variables claves al desarrollar un sistema de incentivos para su empresa.
Lo primero, sin duda, es definir que resultado / conducta se quiere incentivar. Se debe definir con precisión para evitar los incentivos perversos. Bien lo saben las AFP, que en un comienzo incentivaron a sus vendedores por conseguir nuevos clientes, con buenas comisiones. El resultado fue que la gente entendió el mensaje y lo aplicó al pie de la letra, sin importarle el efecto global en la empresa. De hecho varios vendedores optaron por “compartir” la comisión con su cliente, cliente que obviamente después no se quedaba en la AFP. Ello obligó a la AFP a sofisticar su incentivo incluyendo la permanencia como variable a premiar.
He visto empresas que generan incentivos para “no ausentarse” o “no tener licencias médicas”. Ello da la sensación que esos trabajadores podrían faltar a su trabajo por puras ganas o por flojera, o pedir una licencia aunque no corresponda. Aunque en casos excepcionales ello pudiera ocurrir, pienso que es mala idea incentivar a la persona para que haga lo que tiene que hacer, pues para eso le pagan el sueldo.
Lo segundo es cuidar que el algoritmo de premio sea simple. Se usa la sigla KISS (del inglés Keep it simple, stupid) pues si un algoritmo tiene demasiadas variables, cada una de ellas pesará muy poco y el efecto de incentivo se diluye. Personalmente creo que no se debe superar las cinco variables.
Cuando están disponibles, es preferible usar las variables objetivas. Cuando no están disponibles, lo más probable es que ello no sea un elemento clave a medir, y por ende tampoco a incentivar. En ese caso, busque incentivos grupales (suele haber más datos de los resultados de los grupos de trabajo que de los individuos), o directamente prefiera las variables subjetivas.
En cuanto a la forma de incentivar, existen varias maneras de hacerlo, pero algunas tienen impacto a más largo plazo que otras. Dependiendo de los montos a entregar y de la frecuencia en que ello ocurre, los incentivos que tienen mayor impacto en el trabajador son aquellos que involucran a la familia. Claros ejemplos de ello son una salida a comer con su cónyuge, un regalo para la casa, un viaje. Conozco gente que 10 años después, todavía comenta con terceros lo “buena” que era esa compañía que le regaló un viaje a las Torres del Paine con su señora, y otro cuyo hijo me mencionaba que ese televisor se lo había regalado la Compañía. El efecto suele ser mucho más amplio que entregar un bono.
Sin embargo, estas formas de incentivo son mucho más complejas del punto de vista de la administración, pues requieren tener mayor información personal del colaborador, conocer sus gustos, su situación familiar, y un tremendo cuidado en la ejecución, pues cualquier error se vuelve en contra. El trabajador comentará “pero si me están premiando y me limitan aquí o allá”.
Finalmente, como siempre en la Gestión de Personas, hay que ocuparse de la consistencia. Cuando una acción se premia de una determinada manera, los trabajadores de otros grupos se generan expectativas ante acciones similares. Cuando estas expectativas no se cumplen hay un efecto boomerang.
lunes, 30 de abril de 2007
Oh! Las comunicaciones!
¡Qué difícil es comunicar! Cuántas parejas tienen problemas de comunicaciones, cuantos problemas se crean en las empresas por comunicaciones inadecuadas, cuantos malos entendidos en la sociedad. Muchas veces confundimos comunicar con marketing. Cierto, el marketing también busca comunicar, pero es una comunicación con un objetivo distinto. El marketing sólo busca enganchar su atención, pero no tiene tiempo para explicar los porqué, ni los cómo. Le falta todo el sustrato que a los seres humanos nos permiten distinguirnos de los animales.
Como ejemplo actual, es cosa de mirar el Transantiago! Se imagina como habría cambiado su puesta en marcha si, además de la campaña de marketing, se hubiera invertido tiempo en capacitar a las personas en su uso. Se imagina un equipo de trabajo, recorriendo todas las Juntas de Vecinos, explicando las ventajas que este cambio trae para los usuarios, contestando preguntas, recibiendo sugerencias. Sin duda, se habría gastado, o mejor dicho invertido, tiempo, mucho tiempo, pero los resultados habrían sido muy distintos. Se habrían detectado a tiempo las zonas que quedaban sin servicio, las personas habría conocido los nuevos recorridos, la forma de entender esos planos, quizás se habría creado planos más claros para los usuarios, se habría podido probar la nueva forma de pagar, etc..
De ahí la importancia de comunicar bien!
Estoy convencido que la comunicación interna es un instrumento fundamental en la gestión de una compañía, que es responsabilidad directa de los principales directores de la compañía, y que tiene un importante efecto en el logro de las estrategias, políticas, misión y objetivos definidos por la organización.
Fundamental en cuanto permite alinear a todos los integrantes de la organización en torno a un objetivo común, les ayuda a tomar las decisiones acertadas en un mundo cambiante, contribuye a disminuir los naturales temores ante los cambios, es un elemento aglutinador y constructor de espíritu de cuerpo
Tal vez ese es el elemento esencial: ¡construir un equipo! Los equipos necesitan saber la importancia de cada pieza en el logro del resultado final, tienen que tener claro el objetivo, tienen que conocer los efectos de sus acciones, de modo que puedan tomar decisiones correctas en un mundo que está siempre cambiando, tiene que celebrar los éxitos, tienen que destacar las mejores prácticas para que sean imitadas por los demás.
La mejor manera de saber si está comunicando bien o no, es simplemente, preguntar. Esto es medir, vía encuestas directas, si los colaboradores están alineados, si han captado todo aquello que se les ha comunicado.
Sin embargo, en la base de la comunicación está la confianza, de la cual ya hemos hablado. Por eso es esencial que en la comunicación interna de una empresa esté directamente involucrado el gerente general y los principales directivos. Ellos pueden explicar porque la empresa requiere cambiar el rumbo, que ha cambiado, que muchas veces responde a su propia visión del negocio.
Porque uno comunica más con sus acciones que con sus palabras. “Por sus actos los conoceréis” dicen las Escrituras.
Como ejemplo actual, es cosa de mirar el Transantiago! Se imagina como habría cambiado su puesta en marcha si, además de la campaña de marketing, se hubiera invertido tiempo en capacitar a las personas en su uso. Se imagina un equipo de trabajo, recorriendo todas las Juntas de Vecinos, explicando las ventajas que este cambio trae para los usuarios, contestando preguntas, recibiendo sugerencias. Sin duda, se habría gastado, o mejor dicho invertido, tiempo, mucho tiempo, pero los resultados habrían sido muy distintos. Se habrían detectado a tiempo las zonas que quedaban sin servicio, las personas habría conocido los nuevos recorridos, la forma de entender esos planos, quizás se habría creado planos más claros para los usuarios, se habría podido probar la nueva forma de pagar, etc..
De ahí la importancia de comunicar bien!
Estoy convencido que la comunicación interna es un instrumento fundamental en la gestión de una compañía, que es responsabilidad directa de los principales directores de la compañía, y que tiene un importante efecto en el logro de las estrategias, políticas, misión y objetivos definidos por la organización.
Fundamental en cuanto permite alinear a todos los integrantes de la organización en torno a un objetivo común, les ayuda a tomar las decisiones acertadas en un mundo cambiante, contribuye a disminuir los naturales temores ante los cambios, es un elemento aglutinador y constructor de espíritu de cuerpo
Tal vez ese es el elemento esencial: ¡construir un equipo! Los equipos necesitan saber la importancia de cada pieza en el logro del resultado final, tienen que tener claro el objetivo, tienen que conocer los efectos de sus acciones, de modo que puedan tomar decisiones correctas en un mundo que está siempre cambiando, tiene que celebrar los éxitos, tienen que destacar las mejores prácticas para que sean imitadas por los demás.
La mejor manera de saber si está comunicando bien o no, es simplemente, preguntar. Esto es medir, vía encuestas directas, si los colaboradores están alineados, si han captado todo aquello que se les ha comunicado.
Sin embargo, en la base de la comunicación está la confianza, de la cual ya hemos hablado. Por eso es esencial que en la comunicación interna de una empresa esté directamente involucrado el gerente general y los principales directivos. Ellos pueden explicar porque la empresa requiere cambiar el rumbo, que ha cambiado, que muchas veces responde a su propia visión del negocio.
Porque uno comunica más con sus acciones que con sus palabras. “Por sus actos los conoceréis” dicen las Escrituras.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)