miércoles, 14 de noviembre de 2007

Un Cuento de niños

Érase una vez, un día sábado a principios de 1990, a las 5 de la tarde, en la Sala principal de la más importante biblioteca del país, que, como sabemos, está cerrada a público a esa hora, cuando las letras se sienten no observadas, y libres, abandonan su ordenada formación en líneas y páginas y se pasean por los estantes, generando un caos aparente, como siempre es el caos.

Las letras, sin nada que hacer, se comienzan a juntar entre ellas, y a conversar para pasar el rato. Rápidamente, la conversación deriva en discusión acerca de la importancia relativa de ellas. ¿Cuál es la más usada? ¿Cuál es la con mayor presencia en el diccionario?

Salta la A, alta, orgullosa, apuntando al cielo “bueno, ¡es fácil! ¿Qué duda hay? Soy la primera letra del abecedario, la que más aparece en el diccionario, la que primero dicen los niños, incluso antes de decir papá, la que está en casi todas las palabras, Yo soy la más importante!”

La B, hincha el pecho, lanza un resoplido “¡basta, basta! Todos sabemos como a los humanos les gusta agredirse, gritarse Buuuuu, Bah o Burro! ¿qué harían ellos sin mí?

Del montón de letras, se levanta la M, quien dice “ya comenzamos de nuevo está discusión, si está claro que somos todas importantes, tanto así, que ninguna de nosotras sola sirve para algo; se imaginan una conversación con sólo una letra! Ni la E sola es capaz de hacerlo, ni aún juntando dos o tres”.

Todas se quedaron calladas ante la fuerza del argumento, pero, como nunca faltan los cizañeros cobardes escudados en el grupo, se escuchó una voz que dijo “pero la w no sirve para nada”.

La pequeña w, sabía que eso era cierto, que efectivamente su participación en la vida de los hombres era tan limitada, y sentía que era poco útil. Levantó sus tres brazos al cielo y ese día algo pasó. En lugar de echarse a morir como había venido haciendo en los últimos 1.300 años de su vida, decidió hacer algo importante. Ella iba a cambiar eso!

Se juntó con dos amigas a pensar como podían hacerlo. Sabían que si querían cambiar el estado de las cosas debían hacer algo diferente, atreverse a probar algo diferente, y así lo hicieron. Y acuñaron una nueva marca www que cambiaría la vida del planeta. Hoy nadie en su sano juicio, dudaría de la importancia de la más débil de las letras!

1 comentario:

Cecilia dijo...

Felicitaciones: estas letras cayeron en el eterno mal de los humanos de querer ser los primeros y siempre solos, cuando vamos ha entender que hasta los mas olvidados, si estamos siempre unidos como las "w" podremos ser mejores y llegar mas lejos

BIEN HERMANO